02 noviembre 2020

Silencio.

Un día, al despertar, sintió que algo había cambiado. Miró por la ventana y no vio a nadie. Su hermana mayor le dijo: “no te asomes, es peligroso”. Pero su curiosidad era demasiado grande, así que no paró de hacer preguntas.

¿Qué sucede?

¿Cómo puede ser? 

¿Por qué ha pasado esto?

Su otra hermana, la menor, le explicó que todo era un juego. “En realidad no hay peligro, pero todos lo creen. El verdadero peligro son los demás”.

Esta afirmación, lejos de responder sus dudas, la confundía más aún. Intentó comunicarse con más personas, pero mientras más preguntaba menos comprendía lo que estaba pasando. 

Buscó información donde solía hacerlo: la radio parecía estar transmitiendo una serie de ciencia ficción, algunas redes sociales estaban llenas de miedo, otras de ira… unas hablaban de protección, otras de injusticia…

Pasaron los días y su angustia era cada vez mayor. Sus hermanas no paraban de discutir, comparando información (tan contradictoria que era difícil pensar que hablaran de lo mismo) Y ella sentía que no tenía nada que decir. Con el tiempo dejó de hacer preguntas, y se dedicó a observar. Veía a personas poseídas por el pánico, y a otras por la rabia. Se atacaban unas a otras, culpándose de la tragedia que estaban viviendo. Los qué, cómo y por qué que el primer día la atormentaban, se fueron diluyendo en el sinsentido. 

Entonces intentó buscar el silencio, pero era muy difícil.

Cerró los ojos y sintió que su cuerpo caía, lentamente, a través de una espiral llena de voces sin rostro que le decían:


“es por tu bien”

         “debes protegerte”

                   “no es lo que parece”

                              “esto es una ruina”

                                      “lo hacen para salvarnos”

                                          “no hay que obedecer”

                                              “algo malo están haciendo”

                                                    “debes ser responsable”

                                                       “debes ser desobediente”

                                                          “es peligroso, no puedes”

                                                             “te matarán para protegerte”

                                                                 “no debes hacer nada"

                                                                     “es una trampa, no lo creas”

                                                                           “no es por ti, es por los demás”

                                                                               “debes hacer algo” 

                                                                                           “debes salvarte”

                                                                                                      "debes confiar”

A medida que iba cayendo las voces se volvían más fuertes, y venían en todas direcciones. Entonces oyó una voz diferente a las demás, que en un principio no reconoció, hasta que se dio cuenta que había salido de su garganta. Un grito visceral, potente, que disipó todas las otras voces. Y se vio a sí misma, despertando con su propio grito que no había alcanzado a cavilar porque venía desde lo más profundo, de esa semilla que llevaba meses germinando en silencio, de esa contención que era a la vez pregunta y respuesta. 

Un grito que pedía: “¡DEJADME VIVIR!!!”

Abrió los ojos y vio que sus hermanas la miraban, y antes de que formularan alguna pregunta, ella misma lo hizo:

“¿Hay algo más absurdo que dejar de vivir por miedo a morir?”

09 mayo 2016

Taller Fugaz

Microrrelatos escritos durante la participación en el #TallerFugaz, taller de escritura brevísima en línea, propuesto por Alberto Chimal y José Luis Zárate, en el marco del Primer Festival de Escritura Digital celebrado en Ciudad de México, entre el 19 y el 22 de abril de 2016.
  
CONSIGNA 1
Observa la imagen que se ve un poco más abajo. Escribe un cuento brevísimo (no más de 200 palabras) a partir de ella. No se trata de explicarla ni de ponerle un pie de foto, sino de imaginar los acontecimientos que podría ilustrar.



Tardé mucho tiempo en acercarme. La muchacha venía todos los días, se sentaba en el suelo y abría aquella bolsa de olor pegajoso. Yo observaba cómo ponía un poco de eso en un papel, lo enrollaba y con cuidado lo prendía por un extremo mientras lo aspiraba por el otro.
Había otros que también la observaban. El de la tienda de la calle ancha, que siempre merodea por aquí, solía dejarse acariciar por la muchacha. Yo tardé más, pero finalmente lo hice. La curiosidad poco a poco le fue ganando a mi timidez, y un día me dejé acariciar por sus manos suaves y llenas de aquel olor meloso. Entonces fue cuando ella me dijo ¿justo ahora que ya me voy, vienes a ronronear? y después de eso no volvió a venir. Tal vez debí haberme limitado a observar, digo yo.


CONSIGNA 2
Observa el video que se ve más abajo. Escribe un cuento brevísimo (no más de 200 palabras) que cuente lo ocurrido ANTES de los sucesos que se ven en el video.



Mi día.
He decidido que hoy será mi día. Habrá un antes y un después, porque voy a cambiar la imagen que todos tienen de mí. Ya no volveré a ser el pendejo, ni el gallina. Hoy me he acercado al grupito de los cabrones con la intención de ser uno más. Y he fumado mota a la salida de clases, y me he reído de todas las burlas que hacían a las viejas. Y ahora que el Chopo me está desafiando me hago el valiente, porque sé que en el skate me puedo lucir, y ya nunca más se reirán de mí.



CONSIGNA 3
Recuerda una historia que te guste de la literatura, el cine, los videojuegos o cualquier otro medio. Escribe un cuento brevísimo (no más de 200 palabras) en el que los hechos de esa historia se mezclen de alguna manera con los de la historia de Drácula, de Bram Stoker. Si no conoces la novela puedes buscar el texto o un resumen.


El cachorro humano nunca había visto a otro de su especie. Por eso, cuando el Príncipe Vlad III le preguntó dónde podría encontrar un lugar sombrío donde refugiarse, no dudó en indicarle el camino a la guarida de Kaa, la serpiente. Pensó que serían primos lejanos, o al menos que harían buenas migas.
Y no se equivocó. Fue en ese viaje a la selva donde el Príncipe de Valaquia, más tarde conocido como el Conde Drácula, aprendió las artes de la hipnosis.



CONSIGNA 5
Elige a algún personaje del pasado y escribe  un cuento brevísimo (no más de 200 palabras) que trate acerca de ese personaje pero se desarrolle EN EL PRESENTE: en la época actual.


Galileo se sintió muy confundido al ver que su cuenta de twitter había sido bloqueada. Ya habían retirado sus libros de las librerías, pero confiaba en que las redes sociales lo harían llegar a todos sus seguidores. Sin embargo, sus últimos tuits burlándose de la simpleza de algunos gobernantes, le costarían caro. La inquisición no tardaría en llegar.
Pluma en mano, se dispuso a escribir una carta que explicara la teoría del heliocentrismo, con la esperanza de que la humanidad algún día lo comprendiera. Luego la enviaría por correo a un lugar seguro.
Fue al salir de su casa, con el sobre bajo la solapa, que vio aparecer el camión. No pudo contar cuántos hombres cubiertos con cascos lo rodearon ¿diez? ¿doce? Con las manos en la cabeza, obedeció la orden de subir al camión, y al mirar de reojo corroboró que en la calle no había ni un solo testigo.



CONSIGNA 6
Escribe, como cuento brevísimo (no más de 200 palabras), una UCRONÍA: el relato o descripción de cómo sería el mundo actual si algún hecho histórico del pasado hubiera sido diferente de como sabemos que fue. Ejemplos: ¿cómo sería el mundo si los nazis hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial?, ¿cómo sería si los aztecas hubieran conquistado Europa?, ¿cómo sería si no se hubiera inventado Internet?


Eternidad.

- ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
- Miles de años, ya he perdido la cuenta.
- Estoy un poco aburrida ¿qué podemos hacer para cambiar el panorama?
- Bueno, una vez me propusiste que comiéramos aquella manzana. Quién sabe...
- Es verdad, lo había olvidado. Tal vez no fue buena idea habernos comido a esa serpiente.


17 diciembre 2013

El Marqués.

Sabíamos que era mentirosillo, pero nos hacía hasta gracia. En broma, solíamos llamarlo “el Marqués” porque una vez contó una increíble historia sobre sus antepasados. Nos reíamos y él también se reía, y así todo quedaba en un juego. Cuando nos dijo lo de la enfermedad, algunos dudaron que fuera cierto, pero a la mayoría nos pareció demasiado grave para ser invención. Es más, se veía realmente afectado. En un mes y medio bajó más de 10 kilos, y las ojeras delataban su preocupación. Un día me llamó su hermana mayor diciendo que lo veía muy mal, pero su familia no estaba en condiciones de ayudarlo; su padre (quien supuestamente se habría cambiado el apellido renunciando así a su linaje) vivía de una jubilación muy limitada. La Seguridad Social no cubría ese tipo de tratamiento y su única salvación era viajar a Boston, donde tenían la tecnología para extirpar su sofisticado tumor.

Di la voz de alarma y esa misma noche reuní a todos los del grupo. El Marqués no se nos podía ir, no de ese modo, porque tendría sus defectos pero era parte de nuestras vidas. Fue Manu quien sugirió lo de la rifa, y Estela propuso lo del concierto benéfico. Lo organizamos todo en tiempo récord y con una coordinación que desconocíamos. Yo conseguí los grupos, entre mis alumnos del conservatorio había varios dispuestos a tocar por la causa. Lola, que tenía un puesto importante en la Renault, consiguió el Twingo para la rifa. Y fue fácil que el Ayuntamiento nos prestara el teatro e incluso ayudara con la publicidad. Cuando llegaron los de la tele parecía que todo alcanzaba dimensiones exageradas, pero logramos reunir casi el triple de lo que esperábamos. Cuando dimos al Marqués la noticia se echó a llorar: “sois los mejores amigos del mundo” (y de verdad que lo éramos).

La despedida en el aeropuerto fue de lo más emotiva, el Guapi llevó la guitarra y le cantamos y bailamos, y más de alguno terminó llorando. No es que pensáramos que no volveríamos a verlo, pero en cierto modo era el fin de una etapa de nuestras vidas.

Pasaron casi cuatro años sin que tuviéramos ninguna noticia. Varios intentamos averiguar, de manera infructuosa, a qué avanzado hospital había ido a parar nuestro amigo. Yo por mi parte, no conseguía explicarme cómo le habíamos perdido la pista de un modo tan tonto, hasta recuerdo haber sentido una especie de culpa por haberlo dejado partir solo en un momento tan delicado. Suponía que estaba vivo, de lo contrario habríamos tenido noticias. Sin embargo la respuesta llegó cuando menos la esperaba. Fue Alonso quien un día, viendo fotos de algún amigo de un amigo de otro amigo, lo reconoció en facebook. Lucía un espléndido bronceado y su inimitable sonrisa, mientras sostenía en la mano derecha un mojito y con el brazo izquierdo rodeaba a una rubia neozelandesa. Alguien lo había etiquetado como “Latin Lover”.

Desde entonces no dejo de preguntarme si sentirá algún tipo de remordimiento, si habrá aprendido hasta dónde se puede llegar con una mentira, si pensará que nunca va a encontrar amigos como los que tuvo en el grupo. Nosotros, desde luego, nunca volvimos a salvarle la vida a nadie.

29 enero 2012

Huella.

Mis pies juegan sobe la arena mojada, dibujando una huella desgarrada. 
La Tierra lanza un alarido que sólo el mar escucha.
-Si me das unos granos de arena puedo borrar tu herida.
-¿No tienes bastante arena en tu fondo?- pregunta la Tierra, orgullosa.
-¿No tienes bastantes cicatrices?- responde el mar, lamiendo mi jugarreta.

20 abril 2011

Algunos micro relatos.

Piedra.
Y de vez en cuando sacaba su piedra favorita para volver a tropezar con ella.

Acuerdo.
-No te confundas, esto es sexo sin amor- dijo él.
-Estás equivocado, es amor sin sexo- respondió ella.
Y cada uno se alejó con el inmenso vacío de haber rechazado lo que más le apetecía. 

Final.
Le dije: "olvídame" y cerré la puerta. 
Contestó: "me recordarás" y hasta hoy sigo oyendo sus pasos.

La Mosca.
Una y otra vez la mosca embiste contra el cristal, nada puede hacer que deje de intentarlo. Como yo cuando te busco, pensando que algún día ese muro invisible se habrá esfumado. Una y otra vez.


Emergencia.
Se nos acaba el combustible ¿Hay por aquí cerca otro planeta al que podamos destripar?

Anuncio.
Se busca urgentemente un hombre que no padezca de amnesia postcoital.  

Suicidio.
Solía pensar en el suicidio. Lo hacía todas las mañanas, a la misma hora, cada vez que su vecina volvía a poner el disco de Julio Iglesias.

Desconocido.
Nunca le había visto, ni siquiera de lejos. No conocía su nombre, ni el olor de su pelo, ni el color de su voz. Por eso no se explicaba cómo podía echarlo tanto de menos.

Mirada.
¿Por qué me miras así? te advertí que si volvías a hacerlo te mataría ¿no podías morirte con los ojos cerrados?

Mensaje.
He recibido un mensaje. Venía en una botella. Al abrirla, me invadieron emociones antiguas. Mi mente fue transportada por aquel aroma a tierras lejanas. Como bajo el efecto de un beso, mis labios saborearon la última gota de aquel rioja. Lástima que quedara sólo una gota.

Indice.


Los cinco deditos de su minúscula mano se aferran al dedo índice de su padre, robusto y firme, como cada vez que busca protección. Desde que aprendió a caminar, ese dedo es para la pequeña el lugar más seguro del mundo. Cada vez que pierde el equilibrio él está allí, a su alcance, listo para darle estabilidad y amparo. La uña perfectamente recortada, el nudillo protuberante y áspero, los pelos negros y revueltos de la segunda falange. No podría confundirlo con ningún otro dedo. Los gritos de su madre no consiguen despojarla de su estado. El chasquido de la guillotina fue certero, limpio, imprevisible y anticipado. El dedo índice llegó rodando justo hasta sus zapatitos de charol. Aunque intuye que hay algo anormal, ella lo empuña y lo alza como si fuera un trofeo.

Dormir.

Hace días que no puedo parar de dormir. A veces despierto convencido de haber descansado suficiente, pero sólo de pensar todo lo que podría hacer, mi cuerpo da media vuelta pidiéndome cinco minutos más. Nada más cerrar los ojos, comienzan a desfilar por mi mente personajes del mundo onírico que estaban acechando para atraparme.
Siempre deseé tener tiempo libre para hacer un viaje. Incluso tengo dinero ahorrado, pero me parece muy agotador. Tal vez un crucero por el Mediterráneo: islas griegas… sur de Italia...  Me veo tomando sol, en la cubierta de un gran barco, o tal vez un velero. Me asomo por la borda y veo a una sirena, me llama coqueta, emergiendo entre las olas. Entonces sé que otra vez he sido seducido y me entrego complaciente a las redes de Morfeo.